Monoimi fue escrito a lo largo de muchos años, cuando no sabía que estaba escribiendo un libro. El proceso de edición final sucedió entre 2018 y 2020, año en que, finalmente, en plena cuarentena, la editorial AñosLuz decide publicarlo.


Entre voces que pretenden imponer sus certezas, entre «dolientes» e «infernados», Monoimi discurre por una Buenos Aires achatada por la repetición y la costumbre, por la desigualdad y los sloganes publicitarios, ocupado, distanciado, en una sola tarea: escribir, buscando el «párrafo», o el sentido. Escribir, para no ser escrito.
Con fuertes momentos narrativos, Leandro Diego (Bs. As., 1984) compone un libro fragmentado pero continuo, en el que cada poema resuena como breve unidad al tiempo que se integra en una «historia»: la de una Buenos Aires atravesada por un suceso liminar («la elipsis»), a partir del cual «las cosas» dejaron de ser lo que, se supone, fueron alguna vez.

TOMÁS VILLEGAS (EL DILETANTE)

A lo largo de 114 páginas y 93 secciones (vamos a llamarlas así por comodidad), Leandro Diego —Buenos Aires, 1984, periodista recibido y en ejercicio— despliega un pequeño mundo que contiene un léxico, un tono, y varios espacios y personajes dotados de voces. Las recurrencias de estos componentes hacen de las 93 secciones un único poema largo, cuya historia tiene no poca ascendencia en la Argentina, desde Martín Fierro (José Hernández, 1872,1879), pasando por Las brigadas de choque (Raúl González Tuñón, 1933), El solicitante descolocado(Leónidas Lamborghini, 1971) y Cadáveres (Néstor Perlongher, 1984) hasta los poemas largos de Silvio Mattoni y Fogwill.

marcelo bonini (el cocodrilo)

Monoimi no tiene morada. Hurga en casas ajenas y se lleva algo como de prestado para tramar otro formato, uno sin nicho en el anaquel. Aquí las noches son hondas y astringentes, los días demasiado luminosos y los personajes un único fantasma. Monoimi señala la fuga de gas en el recinto, cuenta los dedos del tedio y le pinta las uñas mientras nos invita a sobrepensar qué es todo esto, por qué lo sigue el cuerpo. La mejor parte es que no hace falta leer: lo que pasa se consume frente a los ojos del lector como un espiral en verano; un espiral que conserva los mosquitos y amplifica el zumbido.

ISMAEL ORIGLIA

PRENSA

Entrevista con Florencia Trimarco.

Entrevista con Nahuel Kaarg (Centro Hausa).

Recomendación en Chelsea Hotel Mag.

Entrevista con Laura Bravo (Ruda).

Reseña de Marcelo Bonini (Revista El cocodrilo).

Reseña de Tomás Villegas (El diletante).